viernes, 4 de octubre de 2013

( Título Indiferente )


Tiene el asombroso poder de jugar con nuestros sentimientos, hacernos sentir, a placer, de la manera que ella guste. Puede parecer un gusto macabro, un placer siniestro pero, al final, resulta reconfortante para la víctima. Somos meros sujetos de pruebas que derramamos lágrimas, esbozamos delicadas sonrisas, liberamos entusiasmo, rabia, amor y miedo siguiendo el compás que ella nos marca, hipnotizados por su magia. Y cuando queremos tenerla a veces es difícil alcanzarla. No la entendemos. Otras veces te seduce y caes en su trampa. Entra en tu cuerpo y te utiliza cual marioneta de un endiablado espectáculo. Esas veces fluye por ti hechizado por sus poderes y pierdes la noción del tiempo, el sentido del norte. Pero entonces sientes lo que ella, hablas como ella, eres ella.